Saturday, October 15, 2005

Anatolia


Los comienzos de la humanidad La Caverna de Karain guarda las primeras
huellas de la humanidad en tierras anatolias. Pertenecen al periodo paleolítico
pues se remontan a hace unos 100.000 años a.C. aunque el número de asentamientos
aumentó considerablemente alrededor del año 8.000 a.C. De esta época se han
encontrado asentamientos en Çayönü y Hacýlar. En Çatalhöyük hay hasta doce
yacimientos que oscilan entre los 6.500 y el 5.650 a.C. nos han revelado la
primera urbanización organizada en la historia de la Humanidad, con una
población de unos cinco a diez mil habitantes.
Entre los siglos V a.C. y III a.C. se desarrolla la cultura asiria, sobre la
zona de Kultepe. Por aquel entonces ya tenían desarrollado una importantísima
red comercial, donde se importaban y exportaban todo tipo de productos.

La cultura hitita

Los hititas fueron los primeros en fundar un estado indoeuropeo en el año
1.800 a.C. Este pueblo llegó a dominar Babilonia. Los hititas cobraban impuestos
y concedían autonomía a los pueblos siempre que no opusieran resistencia. Su
máximo esplendor duró entre el 1.450 a. C. hasta el año 1.200 a.C. Fue entonces
cuando los tracios y otros pueblos comenzaron a invadir el Imperio Asirio,
dejando solo pequeños asentamientos. A su época se la conoce como el Imperio
Nuevo, con capital en Hattuþaþ (la actual Boðazköy).
Entre los siglos XV y XIV a.C. los hititas se enfrentaron a los hurritas,
pueblo que se localizaba en la región del Alto Eúfrates, con el Imperio de
Mitanni y con os bárbaros de la región del Ponto. Así, los hititas ensanchaban
su imperio desde la Región del Mármara hasta los países a lo largo del Río
Eúfrates.
Con el siglo XIII llegaron los primeros enfrentamientos con los egipcios.
Durante el reinado de Ramsés II los enfrentamientos por la repartición de Siria
llevaron a la rubrica del primer tratado de paz de la historia, firmado en
Kadesh en el año 1285 a.C.
Pero en los últimos siglos del Imperio, la organización se fue debilitando
hasta que en el siglo VII se formaron las ciudades soberanas. Los hititas
dejaron para la posteridad un importantísimo legado artístico que demuestra el
desarrollo de esta gran cultura. Los principales yacimientos arqueológicos se
encuentran en Hattuþaþ, Yazýlýkaya, Alacahöyük, Malatya, Karkamiþ, Sakçegözü,
Zincirli y Karatepe.

Las civilizaciones de Urartu y Frigia

Junto al Lago Van, hacia el año 1.000 a.C., mientras que el Imperio Hitita se
está deshaciendo, comienza a desarrollarse una cultura que alcanzaría un
desarrollo increíble, la Urartu, probablemente descendientes de los hurritas. Su
mayor logro fue el desarrollo de la metalurgia y el bronce hasta el siglo VI
a.C. Los asentamientos más importantes de esta cultura se encuentran en
Altintepe, Toprakkale y Çavuþtepe aunque hay más repartidos por toda Antolia
Oriental.
En el siglo XIII a.C., los frigios cruzaron el estrecho de Dardanelos y el
estrecho del Bósforo. Se asentaron sobre la región septentrional de la Anatolia
Central, donde crearon una poderosa civilización muy avanzada.
Las primeras fuentes escritas que mencionan a los frigios (La Iliada) dicen
que fueron los aliados de los troyanos en la Guerra de Troya. Esta civilización
ha dejado muestras artísticas repartidas por asentamientos en Gordion, Aslankaya,
Aliðar, Alaca y Pazarlý, antes de borrarse del escenario de la historia durante
el periodo de la gran invasión persa del siglo VI a.C.

Lidios, licios y carios

Los carios eran descendientes de los lelegianos inmigrados a Anatolia durante
la época de la civilización micénica del rey Minos. Los lidios y los licios,
según se cree, eran los pueblos autóctonos de Anatolia, Zante, la Capital de
Licia, nos da las obras de arte más bellas de esta cultura original (600 200
a.C.).
Sardes fue la capital de Lidia. Se desarrolló entre el 600 y el 200 a.C. y
fue la mayor fuente de inspiración de arte helénico de Anatolia. Se cree que
probablemente fueron los primeros en acuñar moneda. El más famoso de sus reyes
fue el rey Creso, cuya capital se asentaba cerca de la zona del actual río
Gediz.
En cuanto a la civilización caria, se desarrolló en ciudades como Halicarnaso
(la actual Bodrum), Afrodisias, Miletos y Esmirna (la actual Ýzmir). En
Halicarnaso está una de las siete maravillas del mundo, el monumento funeral del
sátrapa persa Mausolo. En cuanto a Afrodisias, probablemente sea una de las
ciudades más bellas de la antigüedad.

Los pueblos marineros

A partir del siglo XII a.C. los pueblos marineros que los antiguos egipcios
llamaron `pueblos del mar´, invadieron no solamente las tierras de Anatolia,
sino también todo el Oriente Medio. Los acadios, los lelegianos, los jonios, los
dorios, los griegos, los micénicos, llegaron unos tras otros... Tuvieron que
atravesar el estrecho de los Dardanelos para poder establecerse en las costas
del Mar Negro, para lo cual tenían que pagar peaje a los troyanos. En La Iliada
se cuenta como vencieron a los troyanos y consiguieron cruzar el estrecho sin
pagar.
Los pueblos del mar se asimilaron con los pueblos autóctonos de Anatolia,
cuyas culturas se mezclaron y se enriquecieron. El culto a la diosa madre
Cibeles, que existía en Anatolia desde tiempos inmemoriales, fue adoptado por
los Pueblos del Mar mientras que el poderoso Zeus se debilitaba frente a
Artemisa en Jonia y Afrodita en Caria.
De esta forma, la cultura de los recién llegados se asimiló a la de los
pueblos autóctonos de Anatolia, dando lugar a la civilización helenística, que
dejó los legados de personajes de la talla de Tales, Diógenes o Estrabón. Las
civilizaciones de Anatolia alcanzaron los niveles más altos en la filosofía, las
matemáticas, la geometría, la astronomía, la astrología, la pintura, la
escultura, el mosaico, la cerámica y muchas otras ciencias y artes.

La invasión persa

Los persas empezaron a invadir Anatolia a partir del siglo V a.C. llegando a
Grecia durante los reinados de los emperadores de Ciro, Dario y Jerges. No todo
fueron victorias, los persas perdieron batallas vitales como las de Maratón,
Salamina y Platea aunque la dominación continuó hasta el siglo IV a.C.

La Época Helenística

Uno de los momentos de oro de la cultura europea y asiática comienza con la
llegada de Alejandro Magno a las tierras de Anatolia, en el año 334 a.C., es la
época helenística.
El emperador consiguió minar al Imperio Persa venciendo varias veces a Dario,
extendió su dominación hasta la India; mientras tenía un pie en las
civilizaciones orientales, era venerado en Egipto como el hijo del dios Amon y
adorado en todo el país persa. Sin duda, Alejandro Magno impulsó la síntesis
entre las civilizaciones occidental y oriental.
El reino de Pérgamo, que se fundó después de su muerte y dominó en Eolia y
Jonia (283 133 a.C.) alcanzó un nivel de civilización sin igual, creando las
ciudades más bellas y prestigiosas de Anatolia, como Hierápolis o Antalya.
Mientras, en Bitinia, se desarrolló un arte con un alto nivel artístico pero con
un carácter más oriental.
La época helenística constituye el mayor desarrollo en ciencias como la
arquitectura y la urbanística. Es la época de la fundación de la Escuela de
Arquitectura Jónica. Gracias a ella se construyeron templos tan bellos como
Artemisia, Dídimo o Euromos ciudades tan bien planeadas como Priene, Mileto,
Teos o Magnesia. Pero no era esta la única cultura que estaba alcanzando su
mayor esplendor cultural. En Pérgamo existía una biblioteca con más de 200.000
pergaminos, era, sin duda, el mayor centro científico de la época.

Época romana

A la muerte del último rey de Pérgamo, Atalo III (133 a.C.), Pérgamo pasó a
formar parte del Imperio Romano. Los romanos vencieron al rey Mitrídates del
Ponto y llegaron a extender su territorio por toda Anatolia. Los recién llegados
también aportaron su granito de arena al desarrollo cultural, con grandes
construcciones en ciudades como Éfeso, Mileto, Foçea, Tarsus, Filadelfia,
Tralles (Aydýn) y Assos. También fundaron nuevas ciudades como Iconio (Konya),
Cesarea (Kayseri) y Sebsteia (Sivas).
Zonas como Pamfilia, donde estaban Perge, Side, Aspendos, Jaunos, Antifelos,
Mira y Termessos, alcanzaron su máximo apogeo. El reino de Comagene se
desarrolló en un breve periodo (69 34 a.C.) en la zona de la Anatolia oriental.
Esto no impidió que consiguiera construir uno de los santuarios más hermosos de
Turquía en el Monte Nemrut.

El Cristianismo y Bizancio

Muchos de los episodios del Antiguo Testamento se desarrollaban en Anatolia,
de ahí que de siempre se considera a esta zona tierra sagrada. El arca de Noé se
había quedado atrapada en el monte Ararat, Abraham había vivido en Urfa y
Harran. Tras la fundación del cristianismo, San Pablo nació en Tarso y recorrió
Anatolia, los apóstoles adoptaron por primera vez el nombre de `cristiano´ en la
caverna de San Pedro de Antioquia (la actual Antakya), San Juan Evangelista
escribió su evangelio en Éfeso y la Virgen María pasó sus últimos años de visa y
murió en la misma ciudad. Las siete iglesias del Apocalipsis fueron fundadas en
estas tierras y los primeros concilios ecuménicos fueron organizados en Nicea
(Ýznik), Éfeso y Calcedonia (Bitinia).
Una de las fechas claves para la historia de Turquía es el año 330 cuando
Constantino el Grande trasladó su capital a Constantinopla, la `ciudad de
Constantino´ (Ýstanbul). Poco después, se adopta el cristianismo como religión
oficial del estado bizantino convirtiendo la ciudad en el centro de una gran
civilización.
El Imperio Bizantino no solo desarrolló obras artísticas de gran calidad,
sino que consiguió resistir a los ataques árabes (siglo VII) y de los primeros
pueblos bárbaros (XI). Las tierras de Anatolia fueron el escenario de once
cruzadas. En 1071 el emperador romano Diógenis fue vencido por los turcos
selyuquíes, en la batalla de Mantzikert (Malazgirt). Es el comienzo de la
decadencia del Imperio Bizantino. Constantinopla sería conquistada en 1453.

Los Selyuquíes, los Otomanos y la República de Turquía

Los clanes y tribus nómadas turcos habían desarrollado su civilización en
Asia Central durante más de mil años, huyeron hacia Anatolia debido a la sequía
y la hambruna que asolaba sus tierras. A su llegada a la península de Anatolia
ocuparon vastas tierras fértiles inhabitadas y se asimilaron con los pueblos
autóctonos. Es el comienzo de una nueva época. Nacieron así dos de los más
poderosos reinos de la península: los selyuquíes de Anatolia que reinaron desde
mediados del siglo XI hasta mediados del siglo XIII cuando la gran invasión
mongólica devastó Anatolia y los turcos otomanos que fundaron uno de los
imperios más grandes del mundo entre los siglos XIVXX durante los cuales
adornaron este país con numerosas obras de arte crearon nuevas riquezas y
bellezas.
Los selyuquíes fueron los que fundaron el primer estado turco en Anatolia, no
intervinieron de ninguna manera ni en las creencias, ni en las formas de vivir
de los distintos pueblos que habían inmigrado a estas tierras antes de ellos y
habían adoptado la fe cristiana durante la época bizantina; al contrario, acabaron
con las opresiones feudales existentes sobre estos pueblos y lograron establecer
un orden público.
Los turcos otomanos buscaron y consiguieron una paz interna lo que ha
posibilitado la convivencia pacífica de un amplio mosaico de pueblos en Anatolia
durante un periodo de más de mil años.
Antes de la llegada de los turcos, las rutas comerciales más importantes (la
ruta de la seda, la ruta de las especias, la ruta de Marco Polo...) pasaban por
Anatolia. Buscando mejorar y aumentar ese comercio, los selyuquíes construyeron
centenares de caravasares sobre estas mismas rutas para resucitar el comercio
entre Europa y el Lejano Oriente, interrumpido durante la decadencia del Imperio
Bizantino.
Los otomanos fueron los que impulsaron el avance en la arquitectura, con un
estilo propio, una vez que dejaron la vida nómada para asentarse. El máximo
desarrollo se dio en Ýstanbul con mezquitas, baños, albergues de caridad, escuelas,
fomentando el arte en todas sus formas.
El viejo Imperio Otomano se mantuvo hasta el fin de la Primera Guerra Mundial
cuando nació la República de Turquía en 1923 después de una penosa Guerra de
Independencia. El fundador de la nueva república fue Atatürk.
Turquía es un estado laico y democrático. Un país en vías de desarrollo
gracias a una política económica, adoptada desde 1923, formando una parte vital
del mundo occidental. Es una República basada en un sistema parlamentario democrático.
La Asamblea Nacional es elegida por el pueblo y el poder ejecutivo recae en el
Consejo de Ministros presidido por el Primer Ministro. Turquía es miembro de la
OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico), de la Organización de
Cooperación Económica del Mar Negro, de la OTAN, del Consejo de Europea, del
Parlamento Europeo, de la Asociación de la Conferencia Islámica, así como
miembro asociado de la Unión Europea.
La economía turca se basa principalmente en el turismo pues disfruta de uno
de los legados de la historia más importantes del mundo así como la naturaleza
que se desarrolla en todo su esplendor. El cultivo de trigo, arroz, algodón, té,
tabaco, avellanas y frutas es otro de los puntos fuertes de la agricultura. A
través del Plan de Desarrollo del Sureste (GAP) se ha desarrollado enormemente
este sector, a través de canales, centrales hidroeléctricas y canales de regadío.
Este plan incluye la Presa de Atatürk que está dentro de las diez presas más
grandes del mundo. Además, parte de la población trabaja en las minas de carbón,
cromo, hierro, cobre, bauxita y azufre.