Tuesday, April 26, 2005

Mengele, el ángel de la muerte

LA HISTORIA DEL DOCTOR MENGELE, EL ÁNGEL DE LA MUERTE



Nació en una respetada familia católica bávara. Amaba el arte y la música, e hizo el juramento hipocrático de sanar a los enfermos y de no entrar a una casa sino para sanar a sus pacientes. Lo que hizo: torturar, deshumanizar y masacrar.

El Doctor Mengele envió a cientos de miles de inocentes a la muerte en los campos de concentración nazi, donde era conocido como "El Ángel de la Muerte". ¿Qué sistema social, jurídico y político pudo crear a un hombre como Josef Mengele?

Un médico responsable de seleccionar a miles de judíos para primero experimentar y luego exterminarlos en los campos de concentración de Auschwitz. Un hombre que realizaba los más dolorosos experimentos sobre gemelos, con la esperanza de descubrir el secreto de los nacimientos múltiples, para así crear genéticamente la Súper Raza Aria que dominaría al mundo durante los mil años que, según Hitler, duraría el Reich.


Mientras la guerra se desarrollaba a favor de los nazis, Mengele permaneció con Irenna, su esposa, concentrado en su investigación biológica. Pero cuando la guerra se extendió a dos frentes, con el ataque sobre Rusia, Mengele y su unidad fueron movilizados al frente oriental; poco después fue herido en combate, por lo que le otorgaron condecoraciones y se convirtió en un héroe nazi. ¡Un doctor condecorado por valor en combate, con todo lo que ello significa! Mengele recibió, además de las condecoraciones normales por servicio en el frente ruso, la Cruz de Hierro en Primer Grado, y luego la Cruz de Hierro en Segundo Grado: un honor al que muy pocos accedían.



Auschwitz

Cuando las heridas de Mengele sanaron fue declarado no apto para combate. Por ello, se ofreció voluntariamente como médico de campamento: es decir como médico en los campos de concentración. ¿Por qué querría alguien con tan elevadas calificaciones y antecedentes, ir a un sitio como Auschwitz?

"Porque él buscaba "zwillingen" (gemelos) para sus experimentos y tendría a numerosos de ellos y hasta se podía dar el lujo de matarlos. Allí, desde el principio, dispuso de 226 gemelos, con edades entre 2 y 18 años. Y podía hacer lo que quisiera con ellos." (Michael Barembaum, médico, director del US Memorial Museum).

Una de las asignaciones de los médicos de campamento era recibir los trenes cargados con judíos. Estos doctores tenían un poder terrorífico: podían decidir instantáneamente si un prisionero iba a la muerte en la cámara de gas, si se lo destinaba a experimentos, o si iba a trabajos forzados. La mayoría de los alemanes llamaba a Auschwitz "Anus Mundi" o "ano del mundo", pero para el Ángel de la Muerte era su paraíso de investigación.

En muy poco tiempo, se haría famoso por descubrir los secretos de la vida. Y los trenes seguían llegando. Mengele era uno de los pocos médicos de campamento que podía llevar a cabo la tarea de selección a sangre fría, siempre en busca de gemelos.

Eva Mozes Kor, sobreviviente de Auschwitz relata "Cuando el tren se detuvo, escuchamos a muchos nazis dando órdenes afuera. Envolviendo al campo había enormes muros con alambres de púas. Todo allí era de un color tétrico. Uno debía obedecer inmediatamente las órdenes o moría. Debía ser instantáneo, como un flash.

Ello decidiría entre la vida en el campo o la muerte en las cámaras de gas. Mi madre nos sostenía a mí y a Miriam, mi hermana gemela de las manos. Nosotras nos quedamos congeladas en ese lugar. Mi madre no nos soltó. Mi padre y mis otros hermanos desaparecieron en la multitud, y jamás los volvimos a ver...



De pronto, apareció Mengele gritando en alemán "¡zwillingen, zwillingen!", es decir "¡gemelos, gemelos!". Se detuvo frente a nosotras y mirándonos a mi hermana y a mí, preguntó si éramos gemelas. Mi madre no sabía qué decir; sólo atinó a preguntar: "¿es eso bueno?" Allí, un oficial SS ordenó: "¡responda por sí o no!". Y mi pobre madre dijo "sí, son gemelas". Mi madre fue enviada en una dirección, y nosotras en la dirección opuesta. Cuando me di vuelta, la vi por última vez, extendiendo sus brazos hacia nosotras..."


Eva Mozes Kor jamás volvería a ver a su madre, y la colección de conejillos de india de Mengele seguía creciendo. Regularmente enviaba los resultados de sus trabajos al Instituto Kaiser Willheim de Berlín, a su maestro von Verschuer. Mengele luchaba contra el reloj para descubrir los secretos que permitieran crear una raza aria pura, mientras la marea de la guerra se volvía adversa a Alemania.



Ciencia al servicio del odio

El interés de Mengele en el genotipo humano rubio de ojos azules es curioso, pues ni él ni sus superiores respondían a esa descripción. Mengele estaba fascinado por los ojos azules, y se decía que tenía una colección de ellos en las paredes de su oficina, similar a una colección de mariposas. Constantemente trataba de cambiar el color de los ojos de los niños.

¿Por qué podría alguien querer cambiar el color de los ojos? ¿Qué hacía tan especial a los ojos azules? Mengele intentaba responder mediante sus experimentos eugenésicos, ¿Por qué la "raza superior aria" presentaba más cantidad de personas con ojos azules, que con ojos de otros colores característicos de las razas inferiores? Para resolver el intrincado rompecabezas genético Mengele tendría un poder de decisión absoluto: podía hacer lo que quisiera.



Personificación del Demonio Nazi

Las investigaciones de Mengele tenían un fin claramente demarcado: lograr la absoluta perfección de la raza aria y asegurar su reproducción. Es por ello que intentaba descifrar los secretos de los nacimientos múltiples. Cuando se sabía que tocaba el turno de las rondas de Mengele, la tensión invadía por igual a prisioneros, guardias y doctores de la SS.

Todo el mundo se aterrorizaba cuando comenzaba a revisar a los recién llegados, en su frenética búsqueda de gemelos. Cuando él llegaba con su terrible voz, los guardias nazis se aterrorizaban, y eso aterrorizaba aún más a los judíos. Mengele siempre se presentaba con su uniforme impecable y sus botas de cuero perfectamente lustradas, muy elegante, como un caballero refinado y aristocrático, caminando como si fuera dueño del universo, absolutamente seguro de sí mismo, mirando a los ojos a cada uno de los recién llegados.

"Lo veíamos vestido inmaculadamente, con un par de guantes de cuero en una de sus manos, y con un pequeño látigo para cabalgar en la otra. La relación entre "sujetos" y "amo" es muy difícil de explicar, y aún luego de haberla vivido, no puedo explicarla" (Eva Mozes Kor).


Pequeña foto de Eva Mozes Kor


Mengele sabía el efecto que causaba en las mujeres, y calculaba perfectamente sus ademanes para lograr el resultado deseado. Gissela Weird, una doctora judía prisionera, recuerda: "Mengele se deleitaba presentándose ante nosotras, exquisitamente perfumado... tan elegante y atractivo... Vestía hermosas camisas de color azul. Muchas mujeres decían: “me encantaría pasar la noche con él”. Era su forma de hacernos enloquecer: se debe estar loco para respirar el humo de los crematorios, y seguir viendo en él a un hombre tan atractivo como para pasar la noche".

En otras ocasiones, su lado oscuro surgía descontrolado. Un superviviente lo recuerda ejecutando a un joven de 17 años, por robar carbón. Mengele le disparó en ambas rodillas, luego lo tomó del cabello y le disparó en la cabeza. "Robar está prohibido, y ustedes deben respetar las reglas de este lugar" dijo, para luego salir caminando como si nada hubiera ocurrido.

¿Estaba Mengele loco, o sufría otro desorden mental? ¿Acaso la búsqueda de los secretos genéticos humanos, destruyeron todos los restos de conciencia en él? Las opiniones varían, pero algo es seguro: Josef Mengele fue la personificación del peor demonio. Se convirtió en un verdadero símbolo del terror nazi.

Es absolutamente imposible leer la acusación hecha contra él en la ex Alemania Oriental, que describe cabalmente sus atrocidades, sin siquiera dejar caer una lágrima. "Fuimos completamente sobrepasados por su monstruosidad" (Eli M. Rosenbaum). Lo más importante es ver que su mente operaba como la de un científico, concentrándose en sus estudios y experimentaba dejando de lado los sentimientos.

"Realmente no pienso que Mengele tuviera remordimientos por lo que hacía. Pienso que en su mente de científico, justificaba lo que hacía. El nos inyectaba hasta cinco inyecciones juntas, para ver qué pasaba. Muchas veces uno simplemente se moría. No teníamos idea de qué eran esas inyecciones" (Eva Mozes Kor). Mengele inyectaba en las venas toda clase de substancias, como fenoles, cloroformo, nafta, insecticidas...

Algunas veces, directamente en el corazón. El mataba a los objetos de sus experimentos para hacerles autopsias. Hacía vivisecciones, para estudiar los límites de resistencia a los traumas y el dolor en los seres humanos. Una vivisección, es lo mismo a hacer la autopsia en un ser vivo. De más está decir que lo hacía con la persona consciente y sin anestesia... Obviamente, nadie sobrevivía. De esta forma, los experimentos de Mengele cobraron hasta 60 víctimas diarias.

Demente o no, los experimentos de Mengele llegaron a su fin. El invierno se acercaba y el Ejército Rojo avanzaba hacia el campo de muerte. El 26 de noviembre de 1944, Einrich Himmler, máximo jefe de las SS, telegrafió a todos los Comandantes de Campo ordenando suspender las muertes. Así comenzaría la huida de Mengele, desde Auschwitz hacia una vida de constante tortura.


Retrato de Himmler

Últimos servicios al Führer

Antes del desmantelamiento del campamento, Mengele hizo su selección final, enviando a 461, de un total de 509 prisioneros recién llegados, a una muerte instantánea. Fue su último servicio en Auschwitz. Con el sonido de los cañones rusos cada vez más fuertes, Mengele reunió sus registros y anotaciones, y el 18 de enero de 1945, el Ángel de la Muerte desapareció para siempre.



"Los experimentos duraron hasta el momento mismo en que se dio la orden a todos los nazis, de abandonar el campo. Esa fue la última vez que vi a Mengele" (Eva Mozes Kor). Así comenzó uno de los más grandes movimientos evasivos de la historia.

1 Comments:

At 1:01 AM, Blogger rantes said...

Lo notable es que el periodista argentino Tomás Eloy Martínez al entrevistar a Perón escuchó un comentario del mismo sobre un conocedor de la genética, un tal Gregor. Que parece que estuvo en una oportunidad hasta en la Casa Rosada (casa de gobierno de Argentina). Unos 15 años después en 1985 se conoció la muerte en Brasil de Mengele y que utilizaba el apellido Gregor. Martínez entendió que Perón (ya con más de una década muerto) le había tirado el dato de Mengele pero no lo pudo utilizar.
Los mayores exponentes de la política argentina del siglo XX (Perón y Evita) ayudaron a que el médico más asesino de la historia no recibiera la condena que merecía. Casi una vergüenza nacional. Pueden buscar por internet más información sobre este tema del salvataje de los nazis en el gobierno de Perón (1946-1955).

 

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